martes, 7 de junio de 2011

Palabras al cierre

Se ubicaron y formaron la hilera de la muerte. Rostros parcos, carabinas en ristre y las nerviosas yemas de sus índices acariciando el gatillo. El oficial cumplió con su rito macabro, se acercó y preguntó: ¿Cuáles son tus últimas palabras? Yo di un paso adelante y transformé ese paredón en púlpito: “Ha llegado la hora.  Créanme, si llegué a esta encrucijada vital, fue simplemente porque rechacé el poder de las armas, la imposición de un credo reverberante y la política de baja categoría, esa que estafa al ciudadano de a pie. Preparen la metralla, disparen con decisión, no seré yo el hombre que lidere las masas a su redención. Después de todo, nunca tuve pretensiones mesiánicas. Fui un hombre que escribió de aquello que me producía nauseas o que me hinchaba los ojos de lágrimas hasta que la primera luz matinal recorría, tímidamente, mi piel insomne. Disparen la metralla aquí, directo en la entrepierna. Porque es aquí donde junté angustia, rebelión y rabia. Y es precisamente esa rabia por la que escribí...escribo.


         Ricardo Laguna De La Maza

1 comentario:

  1. Y cuando les dijo: "... aquí, directo en la entrepierna", se tomó los huevos con la mano derecha y subiéndolos para arriba agregó: "Mirame las medias". Buena resolución para la consigna, un magnánimos resignado. Saludos desde Luis Guillón, provincia de Buenos Aires, Argentina. Acá Juan Ignacio, pórtense bien con Tamym

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